Saltar al contenido

El corazón del equipo

En todos los equipos siempre nos encontramos con un jugador que, desde un primer momento, siempre intenta echarse el equipo a la espalda, alguien que lidera al equipo en el campo, alguien a quien podríamos llamar la “mano derecha del entrenador”. Si bien es verdad que nos hemos referido a él como “la mano derecha” del entrenador, no lo debe ser a nivel en el que se pueda provocar un tipo de distinción en la que se produzcan una serie de, beneficios o desventajas. No tiene que ser un jugador anotador, de hecho, normalmente, vamos a intentar evitar que la persona que lidera la anotación sea lo que yo llamo “El corazón del equipo”.

Este jugador no debe ser escogido al azar, sino que la simple (y compleja) naturaleza del equipo designará a un líder espiritual, de hecho se designará él mismo. Esto es lo que queremos, que quien se autoproclame sea la persona correcta para poder reforzarla nosotros y que nos pueda servir de ayuda. A quién buscamos como Corazón en nuestro equipo es a aquel que crea fielmente en el equipo y en cada uno de sus compañeros desde el minuto 1 en que aparezca el equipo y el proyecto. Si es verdad que debemos conseguir que esto pase en todos y cada uno de nuestro jugadores, pero a veces, alguno se pueden mostrar cabizbajo, por una mala racha o personal o como jugador. Ahí será donde aparezca nuestro Corazón para ayudarle, apoyarle y sobre todo recordarle que el equipo está con él para lo que necesite. En el caso de que esto le pase a nuestro líder, será el equipo el que, si se ha trabajado bien con el Corazón, refuerce a su compañero automáticamente.

¿De qué nos sirve este jugador a nosotros como entrenadores?. En cien mil ocasiones un entrenador no tiene acceso a información que preocupa o perjudica a un jugador tanto dentro como fuera del campo. Y por desgracia, esto también afecta al rendimiento. Mismamente durante un partido, quizás, un jugador puede estar realizando una buenísima selección de tiro pero no anotando. Por mucho que en ese momento nosotros reforcemos esos tiros del jugador, puede llegar un momento en el que el tirador deje de verlo tan claro, puesto que puede pensar en un posible reproche de sus compañeros. Ahí aparecerá nuestro Corazón para, en un parón del partido en el que nosotros no tengamos acceso al jugador, recordarle que lo está haciendo bien y que siempre hay que tirar cuando se tiene una posición de tiro inmejorable, que el equipo está con el, que la va a meter. Nuestro jugador afectado por el desánimo ya se encuentra con que una parte de su equipo ya le da un ánimo y un apoyo directo, ya que en el momento que nuestro Corazón refuerce sus tiros, lo más probable es que el resto del equipo lo haga también.

Nos podemos encontrar en otras ocasiones que parece que, a priori, se muestran varios líderes espirituales. Ante esto no debemos preocuparnos, de hecho nos puede llegar a venir bien. Simplemente le daremos más relevancia a aquel que creamos que tiene más influencia en sus compañeros pero sin dejar de lado a los otros, que también los mantendremos. Con esto no quiero decir que nos valgan 8 Corazones en el equipo, no es así. Solamente que encontrarnos con 2 o 3 jugadores que ejerzan influencia ANÍMICA sobre sus compañeros nos viene bien puesto que aumentamos el radio de acción.

Quiero terminar recordando la importancia que tiene que un equipo sea un Equipo. Que aunque se designen roles como puede ser el de Corazón, no debemos descuidar la unión como grupo de nuestros jugadores. Cada uno tiene una función pero ,absolutamente todos, son siempre importantes.

Guillermo Wandosell

Fecha 08/04/2017 @ 2:31 pm