Saltar al contenido

La autonomía de los jugadores

La autonomía de los jugadores de baloncesto

Los jugadores son ante todo personas, y como personas, actúan en base a unas normas y reglas a la par que conservan su libre albedrío.

Se podría hacer una comparación entre las autonomías y los jugadores; entre el gobierno central y el entrenador. Las autonomías dependen del gobierno central, pero no hay que olvidar que tienen sus competencias y que al fin y al cabo son ellas las que están más próximas a los ciudadanos (el juego).
Antiguamente, todo lo llevaba el gobierno central y en algunos muchos casos, ni siquiera existía el concepto de autonomía. Éstas no hacían más que reproducir de forma automática o un modelo.

Si nos remontamos a tiempos aún más remotos, ni siquiera había gobierno, porque todo lo regía una persona, un rey o un déspota (a veces los dos a la vez) cuyos súbditos estaban a su merced. Tenía autoridad y poder de decisión sobre todos sus súbditos y lo hacía directamente. Hoy, afortunadamente, mucho ha cambiado y cada vez hay menos dependencia. Eso sí, las normas y las directrices generales se mantienen (siempre tiene que haber un mínimo de orden, pero siempre con una lógica fundamentada y compartida), y también gracias al proceso de democratización, se ha permitido que haya más comunicación y que se pueda dar una justificación de las decisiones.

La autonomía de los jugadores de baloncesto
La autonomía de los jugadores de baloncesto

No quiero que el artículo se me vaya a la política, porque aquí hablamos de baloncesto, aunque para ello algunas veces tengamos que pasar por otros temas o hacer metáforas para al fin llegar a lo que nos ocupa, el baloncesto.
La cuestión es que debemos dotar a nuestros jugadores de unas competencias. Según van creciendo, tienen que saber utilizar mejor esas competencias. Si hay un entrenador, éste debe encargarse de regular y hacer que todos trabajen en una misma dirección, en un mismo proyecto. Eso sí, si pretendemos igualdad, no podemos darle más derechos a uno que a otro. Todos tienen los mismos derechos y obligaciones. No podemos darles una distinción especial a alguno (darle un estatus distinto). ¿Alguien podría alegar que los capitanes tienen ese estatus y, siguiendo con la comparación de autonomía, tienen su propio estatuto…?

En cuanto a esta cuestión de los capitanes, tienen las mismas responsabilidades, y alguna más, y los mismos derechos, ninguno más. En ningún caso tienen privilegios. Sería injusto. Además, la forma de elegir esos capitanes (no más de 2 o 3), varía según el entrenador, según el club y según la plantilla. En el caso que me concierne, llevando un pre-infantil masculino, la forma que tuve de hacerlo, fue aprovechando la realización de un sociograma en el que preguntaba sencillamente con quién les gustaba más jugar (no con quién mejores resultados obtenían) y por votación oculta respondiendo a una pregunta “¿A qué compañero contarías algún problema tuyo personal? ¿Con cuál tienes más confianza?”. De allí salió el capitán elegido por la plantilla y el otro capitán lo asigné personalmente teniendo en cuenta la seriedad y disciplina, a la vez que el compañerismo que veía que ofrecía.

El entrenador planifica y marca los objetivos. Diseña jugadas y corrige los fallos que observa en sus jugadores. Puede hacer muchas acciones, todas ellas formativas. En ningún caso realiza una acción de juego, a no ser que sea para ejemplificar algún gesto técnico en un entrenamiento o un tiempo muerto, pero aún así el entrenador sigue sin determinar el resultado de un partido (aunque más de algún entrenador impotente o frustrado siga fantaseando con saltar a jugar él por sus jugadores…y ese no es su rol y tampoco asegura que lo haría mejor…).

Los jugadores, son los que deciden en cancha, en el terreno. Lo más importante es que tomen decisiones. Lo peor es un jugador sin poder de decisión, porque al final la toma (a veces ni la toma porque le arrebatan el balón de las manos), pero tarde y no siempre bien. Tienen que ser rápidos en la toma de decisiones.
Recuerdo una vez en un partido que un jugador recibió completamente solo en el perímetro. Me miró y me preguntó “¿Tiro?”. Por dentro quedé muy sorprendido pero reaccioné al instante respondiéndole “Tú eres el que juega”. El jugador tiró y marcó el triple. En el siguiente tiempo muerto (que no lo pedí yo) le expliqué al jugador y a los demás que son ellos los que juegan y deciden. Si eligen mal ya se darán cuenta, por el resultado, o por lo que les pueda comentar de la ejecución.

Ahora bien, cada jugador es una persona con sus circunstancias. Cada uno tiene su identidad y sus características físicas, psíquicas y cognitivas, al igual que socio-afectivas y motrices. Debemos respetar cómo son, hacerles mejores, y en ningún caso compararles, si no sacar lo mejor que hay dentro de cada uno de ellos. Sólo logrando que se entiendan y se respeten, lograremos esa unidad que nos hará ser un equipo cohesionado.
En pocas palabras… “Actúa local, piensa global”.

Fecha 13/01/2014 @ 11:11 pm