El conjunto extremeño se sobrepone a las ausencias de su afición y de Fasoula
67 – Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura: Irene Lahuerta (11), Merve Aydin (4), Eleanna Christinaki (20) ,Vicky Llorente (15), Alexa Hart (7) -cinco inicial- Manuella Hatchi (6), Becca Hittner (4).
63 – IDK Euskotren Gipuzkoa: Joyce Cousseins (4), Antonia Delaere (11), Iullia Gladkova (20), Oumoul Sarr (8), Meiya Tirera (4) -cinco inicial- Laura García (4), Laura González (2), María Erauncetamurgil (4), Mariam Coulibaly (6).
Marcador por cuartos: 16-17, 31-29 (descanso), 45-44 y 67-63.
Árbitros: Lizana, Martínez y García. Sin eliminadas.
Pabellón: Ciudad de Cáceres.
Espectadores: 20.
Una de esas victorias de enorme mérito ante un rival superior sobre las que se cimentan las permanencias. El Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura pudo con el IDK Euskotren Gipuzkoa (67-63) en difíciles circunstancias, sobre todo porque el choque se disputó a puerta cerrada. Pero las jugadoras de Jacinto Carbajal encontraron la capacidad de sufrimiento que les faltó en las tres últimas derrotas y terminan bien felices una noche que, sin embargo, no fue redonda. No podía serlo.
Y es que el encuentro tuvo por momentos ese aire deprimente, casi de entrenamiento con desgana, que se produce cuando se cierran las puertas a la hinchada. No es que el ambiente en el Multiusos sea nunca –tampoco con el Cáceres Patrimonio– el de la Salónica de los 80, pero todo tiene más sentido y contenido cuando en las gradas hay gente de la ciudad que siente los colores, que sufre cada canasta en contra y disfruta las que se producen a favor. Y colabora con las suyas. El aliento ha pasado a ser un arma letal. Y, como en tantas otras cosas, cuesta mucho acostumbrarse a la cansina nueva normalidad.
Sin la pivot titular
No ayudó obviamente a las locales jugar en territorio prácticamente neutral, aunque no les faltó empuje y entusiasmo desde el minuto 0, cuando se confirmó que no podrían contar con su pívot titular, Mariella Fasoula, con molestísimos dolores de espalda. Eso dejó en más flaca aún la habitualmente pírrica rotación del Al-Qázeres. Optó Carbajal por guardarse a Becca Hitter de inicio para usarla de reserva de las interiores.
Al IDK también le afectó la frialdad reinante y los fallos proliferaban mucho más que las canastas. Irene Lahuerta, titular por el mencionado movimiento de Hittner, lo aprovechó con su habitual garra, sosteniéndose su equipo en ella y en otra jugadora expansiva como Vicky Llorente.
Las vascas le sacaron un exiguo partido a su superioridad en las dos zonas (16-17 al final del primer cuarto) y hasta perdieron la iniciativa antes del descansa cuando las tiradoras cacereñas por fin tuvieron un par de aciertos consecutivos. Los triples de Eleanna Christinaki y Manuella Hatchi situaron un 30-25 (min. 19) que se quedó en el 31-29 del intermedio.
Segunda Parte
Los dos equipos continuaron intercambiando golpes (no muy fuertes) durante el tercer cuarto. El Al-Qázeres vio claro que su única manera de poder ganar era poniendo todas las fichas en los lanzamientos lejanos, con lo que eso supone de ‘ruleta rusa’. Meter algún balón dentro era poco menos que una utopía, así es que todo quedó en manos del movimiento rápido y que la bola acabase con las manos correctas, sobre todo en las de Christinaki. Un ‘3+1’ suyo abrió de forma esperanzadora el último cuarto (49-44, min. 31).
La griega estaba ‘on fire’ y puso acto seguido la máxima diferencia para cualquiera de los dos equipos (52-46, min. 32), pero la respuesta de las donostiarras fue un 0-7. Se avecinaba un final de esos tremendos, de los que merecen público para vivirlo.
Faltaban 100 segundos y el IDK iba uno arriba (56-57). Ocurrieron a partir de entonces muchas cosas. El partido pasó a estar casi ganado para las anfitrionas –falta en ataque y técnica para Mariam Coulibaly dos grandes defensas de Irene Lahuerta (61-57 a 1.40)– a muy abierto inmediatamente (61-61 a 1.17). Un canastón de Alexa Hart y un contraataque de Christinaki decidieron entonces. El partido acababa ardiendo, pese a su gélido escenario.