Las principales dudas que me surgieron a la hora de crear este decálogo fueron cuáles iban a ser las 10 normas sagradas que lograrían plasmar el ideal de convivencia y comunicación que debe haber en un equipo que dirija. Actualmente me encargo de un pre-infantil masculino y me importa mucho que tengan una buena educación y disciplina deportiva, pero más me importa que sepan el porqué de esta necesidad.
Están en una etapa de transición en la que hacen el salto de colegio a instituto; de mini-canasta a canasta estándar. Entran en la adolescencia, en la que dejan de ser niños pero tampoco llegan a ser todavía adultos. El principal objetivo que tengo para esta temporada es que se diviertan jugando. Cumpliéndose este objetivo habré cumplido otros dos de forma indirecta (lograr una buena adhesión al deporte y crear un buen grupo de amigos). Los resultados no son la prioridad, pero tampoco hay que olvidar que se compite para ganar (eso sí, mejor perder bien que ganar de malas formas). Ahora, pasaré a enumerar las normas del decálogo.
No se deben imponer el primer día, antes hay que haber observado las conductas del grupo para saber priorizar. Luego, a la hora de presentarlo, hay que ensalzar que es un resumen de todo lo que se puede mejorar y que sirve para hacer explícito lo más importante en la convivencia del grupo en entrenamientos y partidos. Es esencial leerlo con los jugadores para que puedan preguntar y luego comentarlo entre todos.
1- Cuando un compañero habla, comenta u opina, se le escucha. (ej: no se bota el balón cuando alguien habla) (RESPETO).
2- Si lo haces, tómatelo en serio. Todos venimos a divertirnos, pero también a aprovechar nuestro tiempo en común. (SERIEDAD).
3- No se da nada por hecho ni por sentado, hay que hacerlo/comprobarlo nosotros mismos para estar seguros. (SEGURIDAD-SINCERIDAD-HONESTIDAD). La mejor forma de inculcar esto es mostrando las inseguridades y dudas que puede haber en diferentes situaciones y cómo prevenirlas o anticiparse a ellas. Disiparlas creando una comunicación más clara y más segura.
4- Se aprende de los errores. Si no se hacen errores, se aprende más rápido, pero no mejor (APRENDIZAJE). La metodología del ensayo-error es clásica y se puede emplear con el objetivo de enseñar nuevos conceptos a la par que impresiona más ver el error y luego la mejora. Es importante que los chicos entiendan la razón de ser de un concepto o de un procedimiento.
5- Si lo he hecho todo lo mejor posible, tendré el placer de no poder preguntarme qué hubiera hecho si me hubiera esforzado más. (EXCELENCIA Y ESFUERZO/EXCELENCIA DEL ESFUERZO/ESFUERZO POR LA EXCELENCIA). Es esencial que los chicos se den cuenta que el esfuerzo ayuda a dar lo máximo. Que no reserven fuerzas y que sepan dosificar de forma eficiente sus energías.
6- Si no conozco algún concepto o procedimiento, pregunto sin temor ni vergüenza. No hay mayor alegría que aprender algo nuevo todos los días. No hay nada mejor que alegrarse por la mejora de un compañero. Mejorando todas las piezas, se logra un motor mejor. (ENGRANAJE). Necesidad de preguntar y quitar vergüenza al ridículo. (IMPORTANTE si tenemos un jugador que no tiene tantas nociones como sus compañero por empezar a practicar el baloncesto).
7- No te preguntes qué pueden hacer tus compañeros, mejor pregúntate qué puedes hacer tú por tus compañeros (COMPAÑERISMO). Frase mítica de Magic Johnson que me gusta usar para recalcar el espíritu de equipo. Ojalá todo el mundo pensara y obrara igual…
8- Se juega como se entrena. Los entrenamientos son la base de la mejora. Si no me esfuerzo, por mejorar, en los entrenamientos, jamás mejoraré. (TRANSFERENCIA). Es imprescindible mostrar a los jugadores que todo lo que se hace a lo largo de la semana tiene su repercusión. Que si se emplea bien el tiempo, tendremos más oportunidades a la hora de afrontar nuevos retos. Es igual que la norma 2 con la diferencia que explicita el porqué y la repercusión que tiene la buena utilización del tiempo compartido.
9- Si tengo un problema que pueda repercutir en la actividad, se lo transmito al entrenador, al capitán, a los compañeros (en función de la gravedad —> orden y grado de transmisión). (CONFIANZA/CONFIDENCIALIDAD/RESPONSABILIDAD). Hay que mostrar cercanía al jugador. Mostrarle que eres digno de su confianza. Somos entrenadores, no coleguillas de nuestros jugadores. Eso no impide que seamos capaces de sonreír, de reír a carcajadas cuando la ocasión se presente. Tenemos que respetar ese límite entre entrenador y jugador sin por ello resaltarlo.
10- Creo en el trabajo diario, en el mío y en el de mis compañeros. (cierto es que la fe mueve montañas, pero más IMPORTANTE ES TENER MOTIVOS PARA TENER FE/CONVICCIÓN). Ante todo, respeto por el trabajo de todos. Quería transmitir la idea que es más importante tener motivos para creer que simplemente creer. Es necesario apelar al porqué. Los jugadores que dirijo van teniendo edad para entender las razones de las pautas que marco.
Concluyendo, creo que son normas que se podrían aplicar a la mayoría de los equipos de formación. También es cierto que cada entrenador es un mundo al tener su propia personalidad y perspectiva de la realidad, pero ello no quita que seamos capaces de tener formas muy parecidas de actuar o que tengamos situaciones idénticas en nuestro día a día como entrenadores. Para otros equipos más jóvenes se podrían sintetizar o filtrar más las normas. Para un equipo de alevines podríamos dejarlo en 7 y para uno de benjamines en 5.
Espero que con este decálogo haber plasmado de forma bien clara cuáles son mis prioridades y qué es lo que espero de los equipos que dirijo tras pasarles el decálogo. Al ser un tema abierto, os pido que comentéis el decálogo y que os animéis a poner alguna norma que consideréis más oportuna o incluso, que prioricéis normas según categorías (edades).
¡Un saludo a tod@s!
Fecha 30/12/2013 @ 11:22 pm